«A veces el destino nos pone a prueba para que sepamos que existe».

Centro de Boston, 24 de diciembre, un hombre camina desnudo con la cabeza decapitada de una joven. El doctor Jenkins, director del centro psiquiátrico de la ciudad, y Stella Hyden, agente de perfiles del FBI, se adentrarán en una investigación que pondrá en juego sus vidas, su concepción de la cordura y que los llevará hasta unos sucesos fortuitos ocurridos en el misterioso pueblo de Salt Lake diecisiete años atrás.

Con un estilo ágil lleno de referencias literarias -García Márquez, Auster, Orwell o Stephen King- e imágenes impactantes, Javier Castillo construye un thriller romántico narrado a tres tiempos que explora los límites del ser humano y rompe los esquemas del género de suspense.

               El día que se perdió la cordura es el primer libro que leo de Javier Castillo, y vaya descubrimiento. Partiendo de la base de que la sinopsis por sí sola no dice mucho por lo que no te dan ganas de empezar a leerlo, sí que es cierto que llevaba bastante tiempo interesada en este libro porque se ha convertido en un best seller y eso significa que malo no podía ser. Así que fui a la biblioteca y me lo pillé para probar. Y real que si no fuera porque no tengo todo el tiempo que me gustaría para leer, me hubiese terminado el libro en menos de tres días. 

              Y es que desde la primera página la historia te absorbe por completo. Es una historia de suspense que te mantiene en vela desde el inicio hasta el final, con toques de previsibilidad pero que aún así te sorprende por donde vayas. La historia cuenta la desaparición de Amanda, una chica de diecisiete años que en el verano de 1996 se esfuma y nadie sabe si está muerta o aún sigue con vida. Este hecho desencadenará otros tantos cada vez más extraños y estrafalarios que nos mantiene con la boca abierta.

           A parte de la historia, la forma de escribir del autor me ha encantado y atrapado desde el minuto uno. Quizá otro escritor hubiera desarrollado la misma historia y no me hubiera detenido mucho en leerlo. Por no hablar de lo bien que va hilando las tres perspectivas temporales que nos encontramos en el libro. Pasado y presente. 

            Si estáis en busca de algún libro para poder quitar el bloqueo lector o porque directamente os mola el género, este puede ser sin duda alguna un buen libro. Que por cierto, ya estoy inmersa en la segunda parte de esta bilogía, deseando ver qué me espera al final.