El día que se perdió el amor es la continuación de la primera bilogía de Javier Castillo 'El día que se perdió la cordura', una historia de tragedia mezclada de amor que te absorde desde la primera página hasta la última. El primer libro me pareció muy bueno, una lectura que recomiendo porque se lee rápida, los espacios temporales están bien hilados y porque no deja de sorprender. Claramente es una buena manera de empezar a conocer la prosa de Javier Castillo.

Si el primer libro me gustó, tengo que reconocer que el segundo también lo ha hecho. No obstante, me gustaría recalcar ciertas cosas que me han hecho dudar realmente si merece tanto la pena como la primera parte. Para empezar, la historia comienza muy similar, una mujer camina desnuda camina por las calles de New York, llamando la atención de todo aquel que pasase por su al rededor. Esta vez no lleva consigo una cabeza, pero sí notas amarillas. Es claramente un guiño a lo que aconteció al principio del primer libro. Partiendo de eso, el desarrollo de la historia se me hace muy repetido, de hecho y sin hacer spoiler, todo vuelve a cero. Todo vuelve a empezar de nuevo. ¿Me pilláis? Así que bueno, a pesar de eso, tengo que decir que me tuvo enganchada nuevamente desde el principio.

De hecho, creo que lo que más me gustó de esta continuación fue una de las historias secundarias, bien hiladas e importante en la trama, ya que va aclarando uno de los hilos sueltos que dejó Javier Castillo en 'El día de se perdió la cordura'. Fue intercalando varias perspectivas temporales a lo largo de las páginas, para que el lector se mantenga enterado de todos los detalles. No os voy a mentir, esta historia que os comento en este párrafo, nos quiere hacer ver un final que no es el correcto. Nos hace sentir que el final que va a tener esta historia es feliz, comiendo perdices. Pero no. Desde luego este autor sabe hacer los finales inesperados, de esos que no te los llegas a creer hasta que lees la última frase. Los giros inesperados de la trama hace que te llegues a plantear si ha hecho bien en dejar ese final o no, ¿me entendéis?

En definitiva, el final de esta historia deja los clavos bien anclados. Y pensándolo bien, no ha podido escribir mejor final que ese, aunque al principio decepcione, no os voy a mentir. Cierro esta bilogía super enganchada a Javier Castillo y estoy absolutamente segura de que voy a continuar leyendo el resto de historias que vaya sacando. Gran descubrimiento desde luego.